http://www.poemas-del-alma.com/jorge-teillier-botella-al-mar.htm

Poemas

sábado, 14 de agosto de 2010

Biografía de Jorge Teillier

El poeta Jorge Teillier nació en Lautaro, Chile,  24 de junio de 1935.
La poesía de Teillier es de representación lárica, es decir, poesía del lar, del origen, de la frontera, aunque su obra trasciende de su naturaleza lárica sus poemas arrancan del recuerdo ingenuo y la nostalgia con una cierta esperanza de crear el paraíso perdido, el cual a la misma vez se desintegra y se convierte en una imagen soñada.
El poeta se inició a los 12 años en la escritura, leyendo libros de aventuras como Julio Veme y los cuentos de hadas. Posteriormente se inspira de los poetas del modernismo hispanoamericano como Vicente Huidobro y de la tradición universal de Jorge Manrique. Para él, lo importante en la poesía no es lo estético, sino la creación del mito y de un espacio o tiempo que trasciendan lo cotidiano, utilizando lo cotidiano. El poeta no debe significar sino ser.
En su poesía existe el Sur mítico y lluvioso de Pablo Neruda, pero desrealizado por una creación  donde los lugares de provincia se tiñen de referencias melancólicas y simbólicas que se hacen universales. El poeta aparece como el sobreviviente de un paraíso perdido, como testigo visionario de una época dorada de la humanidad que conserva a través de los tiempos el mito y la imagen esencial de las cosas: casa, tierra, árbol. Hay en su obra una voluntad rendida, en que el presente carece de toda intensidad y la visión de lo cotidiano es desoladora: persiste sólo lo estéril y lo deshabitado. Frente a ello se buscan las huellas perdidas, para acceder al lugar maravilloso de donde venimos. A través del recuerdo, la realidad cotidiana se hace visible y se recupera.
De este modo, en Teillier hay dos momentos estéticos recurrentes que el poema recupera: el momento ingenuo de la infancia y el del recuerdo. La poesía de Teillier se encarna en la polaridad entre la felicidad del tiempo del origen recordado y el dolor de su desintegración. El sujeto de la poesía de Teillier es un desterrado que vive en la ciudad moderna y que fantasmalmente vuelve una y otra vez al espacio de la infancia, de la frontera, del límite, para reencontrarse con algo que ya no existe.
Frente a la tradición totalizadora de las vanguardias y los planteamientos rupturistas de la antipoesía  Jorge Teillier convirtió de nuevo la poesía en experiencia vital ligada a una memoria poética que busca sus símbolos ancestrales y puros. Esa búsqueda primordial lo convirtió en uno de los poetas chilenos más originales de la actualidad.
Murió a la edad de 60 años el  22 de abril de 1996
http://www.youtube.com/watch?v=D67kmFzSh_o

Estudios en relación a sus obras

La mano y el codo de Jorge Teillier

por Alejandro Zambra


El régimen militar marcó su carrera, puesto que el toque de queda y  el alcohol comenzaban a conducirlo a un melancólico decreimiento del proyecto que, con una seguidilla de libros hermosos y magistrales, había concebido: recuperar, literariamente, el mundo de la provincia, las costumbres, la vida cotidiana que las máquinas excavadoras amenazaban con destruir para siempre. La infancia y el pueblo natal poco a poco comienzan a alejarse, y Teillier pasa a ser un hijo pródigo que de tanto en tanto regresa al lugar de origen pero sabe que ha perdido la inocencia y que esa pérdida es irreparable. Los textos de Jorge Teillier merecen los mayores cuidados editoriales: la suya es una poesía de la fragilidad, cuyo enorme valor para la literatura chilena puede parecer menos evidente en manos de esos funcionarios desesperados por completar sus boletas de honorarios.

La edad de oro

por Camilo Marks


Los versos del poeta chileno son reconocidos por “rememorar el paraíso perdido, la edad de oro, la infancia sin manchas, esa etapa angélica de la vida sin culpas, sin remordimientos, sin pecado”, en pocas palabras, mantener la ilusión viva. En este artículo de estudio se señala que la crítica literaria lo catalogó, muy temprano, como el creador, en el país, de la poesía de los lares, es decir, del hogar o de la aldea primigenia, la pequeña ciudad del amor romántico, donde se originan las leyendas y la gente conversa todo el día. Entre otros artículos y críticas de este poeta, se llega al consenso de que en sus versos, se alude a la utopía, al tiempo de inocencia que va de la mano con la niñez, donde éramos felices por creer en las cosas perfectas. De cierto modo, la fama y el éxito le pasaron la cuenta, y fue acusado de escapista, apolítico, juvenil en exceso y descuidado en el estilo, pero su respuesta no se hizo esperar, la cual se manisfesto en un ensayo que defendía la ética y estética de sus versos.

Poemas de Jorge tellier "Botella al mar"

Y tú quieres oír, tú quieres entender.
Y yo te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.
Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni para los iniciados.
Es para la niña que nadie saca a bailar,
es para los hermanos que afrontan la borrachera
y a quienes desdeñan los que se creen santos, profetas o poderosos.




viernes, 13 de agosto de 2010

Análisis sobre el autor "De los lares"

Jorge teillier, es un autor perteneciente a la generación de los 50 junto a Enrique Lihn, Armando Uribe, Alberto Rubio. Poetas como ellos, los podríamos denominar "de los lares". Donde postulan un tiempo de seriedad, sin dejar lo cotidiano. Pero Teillier va mucho mas que eso. Ya que tal vez, fue uno de los últimos poetas capaces de no perder la capacidad de asombro. Fue quien mejor supo crear y traspasar las imágenes de un realismo fundado en la nostalgia del pasado y asimismo en la nostalgia del futuro.
Teillier, se caracterizó por escribir una poesía "lárica" con esto, ellos pretenden afirmarse a un mundo bien hecho, sobre todo el mundo del orden inmemorial de las aldeas y los campos, en donde siempre se produce la misma segura rotación de las siembras y cosechas.
También, encontramos la presencia de antepasados que aparecen en esta poesía. Asimismo, se plantea el regreso a la infancia entendida de la siguiente forma: "La nostalgia de los poetas de los lares", su búsqueda del reencuentro con una edad de oro, que tiene relación con el paraíso perdido que alguna vez tubo la tierra.

Análisis de sus Obras

"Un vaso de cerveza
una piedra, una nube,
la sonrisa de un ciego
y el milagro increíble
de estar de pie en la tierra".
Jorge Teillier
Poesía Lárica
Poesía Lárica o también llamada poesía de los lares, es decir, del origen o de la frontera, corresponde a la ética y estética que fundó Jorge Teillier y que transmitió en toda su obra. Esta forma de entender y crear la poesía se reconoce por la vuelta hacia el pasado, a una utopía perdida,  en la cual lo cotidiano y lo amable contrastan con la modernidad imperante en la época. Jorge Teillier busca los valores del paisaje, de la aldea y de la provincia, donde confluyen imágenes nostálgicas de la infancia perdida y de la naturaleza primigenia del mito. A través de una escritura sencilla, Teillier propuso el retorno hacia una Edad de Oro en la que el hablante lírico y el lector podrían acceder a un mundo más ordenado y feliz. “Un mundo mejor”, como diría el propio poeta.

martes, 10 de agosto de 2010

¿Qué se dice de sus obras?

Están instaladas en el reino de las semejanzas familiares y domésticas, Jorge Teillier avanza en este objetivo y elabora una poesía en la cual postula una transgresora y diferente relación del poeta, del hombre, con las cosas y los seres del reino animal y vegetal. Intenta unir-vivir órdenes contrarios, cruzar fronteras, enlazar aquello que habitualmente separarnos y ubicamos en reinos de diversa jerarquía.
Retóricamente, Teillier resuelve su utopía en la personificación, metonimia, comparación, sinestesia, como procedimientos privilegiados.
El poeta es uno más (se metamorfosea, hace cruzar fronteras), entre los platos, la ropa recién lavada, el reloj, los trenes; uno con el granero y la primavera, con las nubes, los hijos de la harina, el humo, el vino, las semillas, los gorriones, las escaleras, los gallos, tordos, escarabajos, garzas, caballos, ángeles; uno con las rosas, lirios, lámparas, cerezas, ortigas, pájaros, girasoles.
“No estaremos solos mientras haya un puñado de tierra fresca”
La felicidad, Jorge Teillier habla todo el tiempo de ella: de la felicidad, de ese tema "improbable" del que "quizá sólo deba hablarse en primera persona y desde luego, para darla por perdida.


La otra realidad de Teillier


Por Jaime Valdivieso.

Se caracteriza por la serenidad y la autocomplacencia ante una realidad que se detiene y se vuelve poesía por el sólo ángulo desde la cual se contempla.
Configura una filosofía de la existencia, una ontología como en todo gran poeta, una manera de jerarquizar y transmitir valores sensoriales, espirituales y éticos que dan sentido y organizan la vida.
Jorge Teillier: espíritu evasivo, soñador lúcido de un presente que se le vuelve pasado y que para existir necesita de innumerables lecturas (es capaz de leer un libro de quinientas páginas en un par de días) como el hipopótamo del agua.
Si leemos con atención el primer poema de esa antología y los últimos poemas inéditos, hallaremos sólo diferencias de grados: mayor candor en los primeros, más desencanto y melancolía en los últimos, pero es siempre el mismo poema desde el primero al último libro.
Debemos a Teillier no sólo el encanto maravilloso e inconfundible de su gran poesía, sino la creación de un nuevo sur, que se agrega, por supuesto, al que había instaurado a comienzos de siglo, Neruda y Juvencio Valle, poeta éste de los bosques y de los pájaros. Pero el sur de Teillier es un sur mítico, mágico, poblado de nostalgia, pero a la vez hecho de historia y de la crónica, aunque detenido en una pureza infantil, pero a la vez cruzada por el dramatismo de la vida, por su amor por los seres marginales, por los bebedores que se esconden de sí mismos, de un pasado que nos ayuda a vivir, transformar y comprender un mundo nada de idílico.
Teillier democratizó la poesía, hizo participar en este banquete a los más sencillos de espíritu y de conocimiento: a jóvenes y hombres y mujeres de todas las edades. Leer la obra de Teillier es entrar a un mundo del que cuesta salir, pues luego el nuestro nos parece más precario y lúgubre, ahora más que nunca, pues volvemos a una realidad donde cada vez más añoramos la calma y sustancia de la vida de aldea y de ese otro universo intangible, pero perenne, de ese pasado que como dijo otro poeta: "es como un país extraño, donde suceden las cosas de otra manera".


Jorge Teillier: En el umbral de la ilusión

Por Jaime Giordano

Jorge Teillier es uno de los primeros poetas de lo que podríamos llamar la "era actual", el post o neovanguardismo", y que sucede a la tres fases "superrealistas" o "vanguardistas" o "contemporáneas" (Neruda -De Rokha- Huidobro, Díaz Casanueva -Rojas- Parra, Lihn -Barquero- Arteche). A lo largo de las provincias sureñas, Teillier llegó a ser una especie de príncipe de la poesía, y tuvo innumerables discípulos, algunos de los cuales todavía son figuras destacadas de nuestra poesía. Su aparición meteórica generó confusión en la crítica. Volvieron a desempolvarse términos de la parafernalia romántica (o neorromántica), y Teillier se convirtió en uno más de los inagotables "últimos románticos".
Era fácil y deleitable sufrir con ese pálido escepticismo de amargos recuerdos perdidos o vagamente atesorados, convertidos en melancólica fe de ensueños. Pero este camino no iba a tener regreso para Teillier ni para su generación. El resto de su historia y de su poesía (nuestra poesía) es un largo, moroso suicidio, donde no hay ni puede haber inocencia ni redención. Los lectores que han seguido a Teillier hasta sus últimas consecuencias, tienen dos alternativas: lamentarse de que el poeta siga en "lo mismo", que no haya cambiado, como si los poetas tuvieran que estar siempre sorprendiendo a un lector viciado por la insaciabilidad consumista actual, o felicitarse por lo mismo, por el hecho de que el poeta no se haya corrompido ni haya renegado de su mundo.
Trataremos de hacer explícito el proceso que va desde la esperanza en los recuerdos ingenuos, incorruptibles hasta su paulatina desintegración, fases que parecen ocurrir simultáneamente como si siempre el poeta hubiera estado perdiendo y recobrando su ilusión:
El mundo de Teillier no vive tanto como sobrevive. La dificultad de percibir el llamado para un poeta sofocado por la circunstancia, se explicita de manera enigmática en la indicación de lo azaroso del hallazgo: "descubiertas por azar en el barro". Es decir, las huellas preexisten el acto de ser descubiertas hasta el punto de que si no fuera por el azar su sueño quedaría a merced de su soledad material, ajeno a toda conciencia.
Aquí, como en otros poemas, el lugar del hallazgo está ubicado en un punto que escapa a la atención convencional y rutinaria. Suele éste ser un escondrijo, un desván, un rincón alejado u oscuro, un extremo distante.
Esta independencia (del sueño que cada objeto sueña) respecto de un soñador, nos lleva a afirmar de inmediato la complicidad entre tiempo y espacio en la poesía de Teillier. El tiempo sólo puede ser sentido en los espacios; sólo puede ser recuperado a través de las sombras, los residuos presentes ante nosotros y que nosotros vemos, descubrimos o presentimos. Ver, descubrir, presentir no es fácil. Requiere previamente de un apartamiento del foco convencional de nuestro existir hacia los espacios secretos, olvidados, ocultos. Requiere de la búsqueda de lugares aparentemente desolados, pero en el fondo, privilegiados en cuanto se constituyen en los umbrales de la ilusión.

En la lectura anterior, se presenta un recopilado de opiniones sobre este autor chileno, las cuales son bastante positivas y alaban las obras de este poeta. Todos, en conclusión, aluden a que es un poeta de la utopías, de las ilusiones vivas y del encuentro con la niñez y el tiempo en que se ve la vida con dicha y felicidad.